No debo dar culpa a vos sino a mi que no miré en quien puse tanta fe. A mi debo yo culpar y a mi mal conocimiento; pues que tanto os quise amar, yo busqué mi perdimiento. De mi tengo sentimiento que primero no miré en quien puse tanta fe. No diré que no debiera quereros más que a mi vida, mas no tanto que tuviera por vos el alma perdida: y no me quejo de vos mas de mi, porque troqué bien por mal dando la fe.