Estribillo Ay! fino esposo, ay! dulce dueño, qué suave es tu yugo, qué apacible tu imperio, pues con tu ejemplo quién lo tiene por dicha la fatiga cuando tienes la pena por consuelo. Coplas 1. Amado esposo mío, divino sacro dueño que fino pretendiste que con la mano te entregase el pecho, 2. Afable dócil llama, benigno fiel incendio que compatibles haces activos tus ardores con mis hielos, 3. Ya el corazón herido a impulsos del flechero sagrado auxilio tuyo en amorosas ansias siente el fuego. 4. Por unirse en tus lazos se exhala ya en afectos y siente que no ama todo lo que apetecen tus deseos. 5. Siente porque no logra medir de amor lo intenso por el bien a que aspira sino por lo que cabe en corto centro. 6. Recibe dueño hermoso de aqueste amante incendio no lo que arde, que es poco sí lo que arder desea que es inmenso.