Entre dos mansos arroyos que de blanca nieve el sol, a ruego de un verde valle, en agua los transformó, Como no saben de celos ni de pasiones de amor, ríense los arroyuelos, de ver cómo lloro yo.
Entre dos mansos arroyos que de blanca nieve el sol, a ruego de un verde valle, en agua los transformó, Como no saben de celos ni de pasiones de amor, ríense los arroyuelos, de ver cómo lloro yo.