¡Ay, qué dolor! Que adolece la vida y muere de amor. ¡Ay, qué dolor! Lloren los ojos, llore el corazón; que pendiente de un leño agoniza, cárdeno lirio, el que es blanca flor. ¡Ay, qué dolor! Enlute sus rayos y eclipse el sol. Pues que ya el de justicia se pone herido de un odio traidor. ¡Ay, qué dolor! Que adolece la vida y muere de amor.