Tu dorado cabello, zagala mía, me tiene fuerte atado. Suéltame, pues el alma ya te he dado; y si esto no hicieres, amor, me quejaré cuan cruel eres.
Tu dorado cabello, zagala mía, me tiene fuerte atado. Suéltame, pues el alma ya te he dado; y si esto no hicieres, amor, me quejaré cuan cruel eres.